jueves, 13 de diciembre de 2007

PRIMERA PARTE: APOCALYPSE AND REBIRTH


Esta historia se basa en un sueño que tuve hace algunos meses, se me ocurrió ponerlo por escrito y este es el resultado. Le hice una portada y todo y puse esta dedicatoria.

Que nadie nos quite nuestros sueños, porque en muchas ocasiones son lo único que nos queda, un puñado de ilusiones que se desvanecen cuando intentamos convertirlas en realidades. Esta historia se basa en el sueño que tuve hace varias noches, espero que el mundo nunca se encuentre así de devastado... rezo para que todos nuestros sueños se cumplan alguna vez...
Selene.

Se lo dedico a todas esas personas que no dejaron de soñar, para que vuelvan a mirar el mun onírico, donde todo lo imaginable se hace realidad.

Para mamá y papá, os agradezco el darme la oportunidad de haber nacido.
Para mi querido Azazel, por ser el principio y el fin de todos mis deseos.
Para mi hermano, por creer que los sueños se cumplen.
Para Nicky, por ser la mayor soñadora que conozco.
Para Patrix, por tus ánimos y paciencia.
Para âtri, por no perder jamás la sonrisa.


Hace cuatro años se acabó el mundo, al menos aquel lugar que solíamos conocer con el nombre de planeta tierra. Los fenómenos atmosféricos que arrasaron aquellos días el planeta acabaron con más de la mitad de las personas que lo poblaban, familias enteras fueron destruidas, niños pequeños separados de sus padres, y sobre todo podía sentirse una horrible desolación, la sensación de destrucción que ahora toma el planeta, que ahora es el pan nuestro de cada día y que nos recuerda que aún estamos vivos.

Sin embargo, unos pocos elegidos fuimos los que sobrevivimos, y ninguno de nosotros recuerda del todo que pasó durante ese horrible mes de enero, solo que el cielo se oscureció, que la noche engulló todo lo que nos rodeaba y que un horrible tornado, seguido de la erupción de varios volcanes y de la helada más grande de toda la historia terrestre tomó el planeta que considerábamos nuestro hogar. Entonces todas esas personas que pudimos contarlo nos dimos cuenta de que ya nunca jamás seríamos los mismos, aquellos extraños sucesos nos transformaron, y no sólo mentalmente, sino que nos mutaron, a cada cual de un modo diferente: yo había visto mujeres que vomitaban hielo o creaban tornados, niños capaces de levantar cien veces su propio peso sin despeinarse...

A decir verdad todos los supervivientes tenían poderes increíbles y de considerable magnitud y alcance, todos menos yo, pues mi capacidad era la más absurda de todas las concebibles en aquella época, la más estúpida, y la más inestable: cuando alguien se me acercaba para atacarme mi cuerpo reaccionaba, y solo en esos momentos era capaz de crear objetos incandescentes con mis manos y lanzarlos, ¿por qué tenía un poder dormido? ¿a qué se debía que el resto de personas los controlase cómo si se tratasen de habilidades innatas en ellos? No lo comprendía, y menos entendía porque había ocurrido aquello en la tierra, ¿qué mal habíamos llevado a cabo la raza humana para qué se nos aniquilase de tal manera funesta?

Han pasado cuatro años y aún no logro comprenderlo del todo. Sin embargo, mi historia comienza mucho antes, cuando aún el mundo era digno de ser llamado así. Yo tenía quince años y era feliz: era animadora del equipo del instituto, iba a ir al baile de navidad con el chico más popular y mi vida sólo estaba llena de banalidades que carecían de sentido, pero... solo tenía quince años, ¿qué más podía desear?

Cuando más alto estás más dolorosa es la caída, eso siempre lo supe, pero nunca imaginé que aquel día el tornado acabara con toda mi vida, con todos mis sueños, y con todas mis ilusiones de futuros llenos de gloria. Estaba en el centro comercial con mis amigas, cuando de pronto... no sé exactamente que ocurrió, el viento nos arrastró, después los volcanes explotaron y por último aquella helada, solo recuerdo el aire... el calor... el frío, más cuando me desperté estaba completamente sola, en medio de unas ruinas, y quizás entonces lo entendí todo: el mundo había dejado de ser como era, para siempre. Mis padres, mi hermano... todos, todos se habían ido con los llantos infernales de la naturaleza.

Tras vagabundear por la ciudad como un alma en pena me di cuenta de que las cosas habían cambiado sustancialmente, que jamás volvería a vivir en casa, que mamá y papá habían muerto y que mi pequeño hermano jamás crecería, por si esto no fuera suficiente todo el mundo que había vivido para contarlo: era capaz de hacer cosas increíbles, y yo...solo podía atacar cuando me atacaban, lo descubrí cuando fui hasta casa y vi las cenizas: mis familiares no podían haber sobrevivido, caí en el suelo, frente a casa, y entonces apareció alguien: fue a golpearme, y quizás el odio actuó por mí, pues mis manos comenzaron a arder, y de ellas salieron unas llamas que asustaron al atacante y escapó, pero a mí también, yo era una de ellos... ¿Cómo, cuándo, por qué?

Lo peor de mi poder, era que sólo se activaba cuando yo estaba en problemas de modo que no podía entrenar, ni darme cuenta si había mejorado, me sentía como una extraña entre miles de personajes extravagantes, y esta vez era diferente porque precisamente era la más normal. Jamás me había sentido así en toda mi vida, y esto era... una pesadilla, el mundo devastado y yo... en medio de aquel caos que tanto daño hacía... la vida había dejado de tener sentido.

El tiempo pasaba y mi única compañía era yo misma, una muchacha harapienta que andaba por la ciudad en solitario, más mis pensamientos giraban en torno a lo mismo, la soledad, y así estaba, día y noche, sola y desesperada. Entonces, precisamente el día en que creí cumplir los dieciséis años apareció ella: una muchacha de unos tres años más que yo, decía llamarse Danielle Montnoir, y también estaba sola, más sus poderes eran mucho más eficaces que los míos: era capaz de regenerar heridas, tanto las suyas, como las de los que estaban a su alrededor. En seguida nos hicimos amigas, y vagábamos por el mundo, al menos, ya éramos dos, sin embargo ambas éramos totalmente diferentes: ella, siempre había estado sola, era huérfana y sabía manejarse en los suburbios, era toda luz, mientras que yo, estaba rota por el dolor, era incapaz de volver a levantar el vuelo.

Mi vida hasta ese momento había sido un ir y venir, un aprender a defenderme con diferentes armas, aunque con la llegada de mi amiga las cosas se alteraron, a grandes rasgos eran la misma oscuridad, Danielle y yo nos compenetrábamos y lo pasábamos bien, aunque siempre me sentía sola, de algún modo. Además, tampoco permanecíamos en un grupo demasiado tiempo, queríamos ver el mundo, o mejor dicho, lo que quedaba de él. Mucho tiempo seguimos de este modo, moviéndonos como ratas por el sub mundo y dándonos cuenta que nunca más podríamos volver a ser felices, que el mundo acabó aquel aciago día y que nada resucita, simplemente desaparece.

Aquella mañana hacíamos lo de siempre: absolutamente nada, buscar algo para llevarnos al gaznate mientras recorríamos la ciudad andando por ella, o por lo que quedaba de aquel lugar en el que antaño habíamos vivido otra vida, la mía, sin dudas, mucho más brillante que esta que compartía con la huérfana y con las ratas. De repente escuchamos un sonido, mi amiga, delgada y silenciosa, se llevó un dedo a los labios y me mandó quedarme quieta, como una estatua de sal. El ruido volvió a repetirse y entonces vimos dos fieras sombras, que se cernían sobre nosotras, y a pesar de haber escuchado alta y claramente los consejos de Danielle mis manos empezaron a calentarse, me maldije, una y cien veces, más el calor seguía aumentando, y sin que casi pudiese evitarlo el estallido de llamas apuntó a aquellas dos figuras. Cerré los ojos, no quería matar a nadie.

Tras un eterno minuto de oscuridad en el que me había sumido por cerrar los ojos la luz volvió de golpe: seguíamos en el mismo lugar, en aquel vertedero lleno de coches, fantasmas y de pedazos de recuerdos extintos , y frente a nosotros: dos jóvenes, uno de rubio cabello y pendiente que nos miraba con picardía, y el otro un hombre alto que rozaba la treintena, permanecía con los brazos cruzados, y no parecía precisamente de buen humor. Frente a ellos, un muro de hielo, que había sido destrozado en parte por mi bola de fuego.

- ¿Estáis locas?- preguntó el mayor, que nos estudiaba, como si nos estuviese evaluando, a nosotras y a nuestras habilidades, aunque a decir verdad, parecía contenerse, al menos en cierta medida. El más joven colocó la mano sobre el hombro del otro y esto pareció tranquilizarle, de momento. El rubio de larga melena levantó la ceja, divertido, esperando una respuesta de nuestra parte, aunque en realidad no me miraba a mí, su ojos se clavaron en Danielle, que sostuvo una mirada homóloga.
- No, no lo estamos- conseguí decir entre tanta miradita lasciva, y fue el otro joven, el de ojos oscuros el que me observó- es que...- no me gustaba dar explicaciones sobre mis poderes, y menos a aquel tipo que parecía tan bestia y tan incomprensivo, pero no había otra salida aparente- no controlo del todo mis poderes- dije, resueltamente el hombre calló y no dijo nada más. Nos pasamos toda la mañana charlando con los hermanos Sanders: Clive y Jonathan, y aunque dijeran ser hermanos eran como la noche y el día: mientras que el rubio y dicharachero Jonathan era la alegría de la huerta y parecía un actor de cine, su alto y musculoso hermano hacía de guardia de seguridad, era bastante agrio, y me cayó realmente mal, ¿a qué venía tanta altivez por su parte si acababa de conocernos?

Danielle parecía pasárselo realmente bien con ese muchacho tan superficial, yo, por mi parte, permanecía en mi rincón, como hacía siempre que nos encontrábamos con alguien, no era de muchas palabras, al menos en eso me parecía al hombretón que tenía enfrente. Los cuatro años pasados en las calles me habían transformado: de ser la jovial animadora había pasado a ser una chica a la que no importaba nada ni nadie. Junté las manos, como cada vez después de usar mi habilidad ígnea, pero el fenómeno no podía llevarse a cabo, al menos a voluntad, y más me frustraba a mí misma verme relegada a un simple adoro.

Esta vez, la compañía nos duró mucho más tiempo del esperado, y no era de extrañar, porque mi amiga se acostaba cada noche con el muchacho rubio. Ya casi no tenía con quien hablar, y aunque no me importase mucho, me sentía aún más sola. Me tiraba por donde podía y esperaba que llegara la noche, donde me sentía todavía más insegura, en cualquier caso la vida era un infierno. Aún no sabía cual era el poder de nuestro otro compañero, pero me daba palo preguntarle, no deseaba que pensara que me caía bien, porque no era cierto, de ninguna manera. Ese día lo descubrí. Clive estaba apoyado en uno de los tantos coches que habían esparcidos por allí, sobre un charco de proporciones bastante reducidas. Apoyó la mano en él y vi, con ojos aterrados, como penetraba en el agua sin despeinarse, casi al momento apareció de otro charco que se encontraba detrás de mí.

Desde aquel día entrenaríamos juntos. La idea me gustaba tanto como él, absolutamente nada, pero quizás si alguien me ayudaba las cosas fueran a mejor, aunque al principio pensar así era estúpido, no hacía ningún avance, y sólo cuando me asustaban era capaz de reaccionar. Intentos inútiles, uno tras otro se amontonaban en un círculo que parecía no tener fin, tiré la toalla miles de veces, pero Clive no me dejaba abandonar, se había empecinado en enseñarme y parecía el tipo de personas que no paraban hasta que conseguían lo que se habían propuesto. En el fondo, ya entendía su forma de ver las cosas: era bastante severo, pero no es que fuese malo, es que era estricto, responsable, y se preocupaba por las personas, aunque de un modo bastante personal. Tras varios meses entrenando me di cuenta de que... me gustaba, de alguna manera.

4 comentarios:

Shoichi Patrix Paradas Phoenix dijo...

Ohhhhhhhh, valeeeeeee xD, no recordaba el titulo de esta historia xDDD. Esta genial si ^^.

Namarie.

Anónimo dijo...

Lo ke te digo siempre,eres la caña,cada vez lo haces mejor,escribes muy bien,esta muy bien narrada,te hace meterte de lleno,aiss...lo del rubio de melena....me hace recordar a alguien o///o tu ya sabes kien.
te kero.

EspeStorm dijo...

M Ô_Ô L A xD

en serio, me encanta: apocalipsis, destruccion, ruinas, x-men (xD)

Seguire leyendo :)

Vilu dijo...

Llevo algo asi como una hora trantando de postear, pero bueno ¬¬

Primero: Vaya imaginación!! Que sueños!! xDDD

Segundo: [cita] ¿qué mal habíamos llevado a cabo la raza humana para qué se nos aniquilase de tal manera funesta? [/cita]

Que no hemos echo para merecer morir todos?

Tercero: Me gusto mucho todo, pero me parece recordar que en la parte en la que va a la casa de sus padres repites dos veces bastante seguida la palabra casa, y no me quedo bien esteticamente. Y un poco más abajo me paso con el era,,, Pero de todos modos me gusto muxo^^

Cuarto: Era algo así como,,, Ya no era esa jovial animadora, ahora no me importaba nada ni nadie.
prototipo de animadora Persona a la que no le importa nadie, dado que es una superficial, y a la que tampoco le importa nada que no sea si el pintalabios le combina con los zapatos del uniforme ¬¬

Por lo demás, nada que añadir^^
Maravilloso, como siempre!

Vilu!*