sábado, 26 de julio de 2008

EL INTOCABLE

CAPÍTULO 2: EL BESO DEL INMORTAL

Pues nada, ¡he vuelto!
Sé que sois pocos los que me seguís (menuda lerda que soy xD) pero aquí está el segundo capítulo de esta historia. Espero que os guste: Sele

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- Llevo un rato preguntándome que hace alguien como tú sin un poco de escolta, es realmente raro, ¿cómo te llamas?- el escaso tacto del que hacía gala Martin , a juego con su mirada de niño bueno, conformaban el encanto del joven empresario. Ella dudó unos segundos, mas se rehizo al momento y le tendió la mano, intentando parecer seductora.
- Soy Shania Scott,- entre los suyos la consideraban una mujer fría, por eso no entendía que le hubiesen entregado esa misión justo a ella, sin embargo el papel de femme fatale no parecía dársele mal.
- Martin Riddley- y aferró los helados dedos de la muchacha con delicadeza, éstos en unos momentos perderían toda la escarcha y serían calentados por él mismo.
Durante minutos- el tiempo que duró la conversación y el inocente flirteo- los ojos del joven moreno viajaban de las piernas cruzadas de Shania a su generoso escote. No estaba acostumbrada a aquello- era una guerrera, un arma que solo era capaz de aniquilar. El hecho de que un apuesto humano la cortejase suponía todo una novedad, quizás jugase un poco con él antes de entregarlo a sus superiores, sería... instructivo, por decirlo de alguna manera. En esos momentos no solo los ojos de Martin estaban colocados sobre su muslo, sino también la mano derecha del joven que lo acariciaba suavemente. Sonrió, si, definitivamente el Intocable era un humano interesante, digno de ser estudiado.
- ¿Quieres bailar?- preguntó él en ese momento, "¿por qué no?" pensó la inmortal y juntos se dirigieron hasta el centro del local, ya que bien, mirado, no había otro lugar para ese fin.

Mientras los rizos color ónice del joven se mecían, al igual que todo su cuerpo, debido a la carcajeaba que acababa de proferir, mientras Shaina pensaba el mejor modo de noqueárlo y llevárselo de allí, quizás en un descuido durante aquel contoneo incesante de caderas, no, era demasiado arriesgado, mucho mejor cuando se marcharan, seguro que él pretendía acariciar algo más que una de sus piernas, y ella pensaba aprovecharse de esa inmunda obsesión de los mortales por el sexo. Sonrió coquetamente y retiró uno de los mechones que había caído sobre su rostro, momento que aprovechó Martin para tomarla de la cintura y acercarla hasta su pecho con obsesiva decisión. Aquello empezaba a carecer de pintas de juego para la pelirroja, ¿un humano se atrevería a besarla? muchos lo había intentado y ninguno lo había logrado, todos habían acabado muertos. Sin embargo nunca había tenido que tomar a su presa en medio de un bar abarrotado y tampoco había tenido entre sus manos una pieza tan preciada como MartinRiddley.

Apretó los brazos alrededor del cuello del Intocable. No le impotaba alterar un poco sus ritos con Marco. Un beso por un nuevo mundo para ellos era un precio que estaba dispuesta a pagar, mil veces si era necesario.
- Espero que no seas una esposa despechada- susurró el joven moreno y Shania se encogió de hombros. La habían convertido antes de casarse, de hecho era virgen, y solo la había besado Marco, la primera vez durante la conversión, y quizás alguna que otra vez los doscientos años siguientes. A ella no le hacia falta el contacto físico, se conformaba con ser la reina de su maestro, los besos y otras cosas eran nimiedades, no era importante darle uno o dos a aquel hombre.
- Soltera entonces- ese joven tenía una voz bonita, pero poco más aparte del delicioso olor que desprendía. A fin de cuentas era un siempre humano, ¿qué se suponía qué estaba esperando la vampira?
- Soltera- repitió, sin tener- ni por asomo- todas consigo- supongo que tú no tendrás mujer ni hijos.
-Efectivamente.

Shania nos abía como actuar con aquel tipo. Era una de esos no muertos que había perdido casi toda su humanidad a la largo de los siglos, y por si eso fuera poco no tenía ningún tipo de experiencia en temas románticos, se sentía como una adolescente primeriza. Odiaba saber que no tenía el control, pero debía seguir adelante con el plan, era un soldado, no podía olvidarlo, aunque bien pensado, ni aunque lo hubiese intentado habría logrado ese propósito. Quizás por todo eso el beso la pilló desprevenida, desarmada y en cierta medida reticente, pero se sobrepuso e hizo lo esperado: enganchar sus labios en los del tal Martin y dejarse llevar.
A fin de cuentas ese intercambio de saliva no estaba siendo tan desagradable como hubiese esperado tratándose de un humano.

1 comentario:

Shoichi Patrix Paradas Phoenix dijo...

¡¡¡Por fin!!! Y soy la primera en comentar... o eso espero, que nadie se me adelante, ahh!!!!!!!!!
Mola mucho el capi ^^, ais, me encanta como escribes!!!! Siguelo prontooo!!!!! Que cada vez se hace mas interesante ^^
Te quelo!!!!!!!!

Namarie.