miércoles, 15 de octubre de 2008

EL INTOCABLE

CAPÍTULO 3: EL BRUJO

Los dedos de Martin se enredaron en el cabello color fuego de su compañera de baile, bajando hasta acariciar la base de su cuello. Shania se envaró por unos momentos, aquello estaba siendo demasiado agradable para su gusto y era una misión que no debía ser como cualquier otro encargo ordinario. Le retiró de su cuerpo con un movimiento y negó con la cabeza, tal y como le habían enseñado las otras mujeres del clan: "un macho no puede tener siempre lo que quiere" le habían dicho.
- Vamos a mi casa- casi rogó Martin, tan cerca de su oído que ella pensó que continuaría besándola con lujuria. Los ojos de Shania centellearon, aquel humano podía ser el joven de la famosa profecía, pero no tenía demasiadas luces, pues iba directo a su suicidio.
- Claro- contestó ella, y ambos salieron del local tomados de la mano. Los compañeros de Riddley ya estaban acostumbrados a que el joven de cabello rizado acabase bailando- en más de un sentido- con la más guapa.

El Intocable era todo un caballero, de manera que colocó su chaqueta sobre los pálidos hombros de la pelirroja. Ella sonrió y se arrebujó en la prenda, que le quedaba grande. Todo aquello era innecesario, un vampiro jamás sentía ni frío de calor.
- Gracias- en cualquier caso debía actuar como una joven normal y corriente, de modo que cerró pulcramente la chaqueta, y entró por la puerta abierta del copiloto que él sostenía. El vehículo era de gama alta, un Mercedes tal vez, estaba muy bien cuidado, al parecer la suerte- como era de esperarse- estaba de su parte. Shania oyó atentamente a su interlocutor, parecía culto y letrado y el olor de su sangre cálida era delicioso. Era una pena que tuviese que acabar muriendo. Los ojos de la inmortal memorizaron el camino. En esas estaba cuando el coche se detuvo.
- Hemos llegado- anunció Martin y volvió a comportarse como un galán chapado a la antigua.

Caminaron por un pequeño jardín, lugar en el que habían estacionado y Martin la hizo entrar a un chalet adosado bastante confortable.
- ¿Te apetece beber algo?
La vampira asintió, a un no muerto no le sentaba precisamente bien el alcohol o la comida, pero estaba convencida de encontrar un modo de que él no se percatase del detalle. Lo tenía todo planeado, y si las cartas eran las adecuadas podría llevárselo vivo, aunque no era su prioridad. Estaba observando un cuadro que representaba la caída de Satanás a los infiernos cuando Martin le entregó el vaso de Whisky. Aquella pintura le resultaba vagamente familiar, tal vez Marco o algún otro anciano tuviese uno parecido.
- Era de mi padre- susurró el empresario, con sus ojos pardos posados también sobre la obra.
- Tiene un gusto exquisito- y mostró algunas pinceladas- el uso del claroscuro es soberbio- ¿sabes de dónde lo sacó?
- No lo sé, solo vi a mi padre una vez, cuando era niño- la chica parpadeó, otra cosa que habían tenido que recordarle- era un hombre pintoresco, pero no hablemos ahora de él- tomó ambos vasos, los dejó sobre la mesa y abrazó a Shania.

La muchacha se mostró algo insegura en primer momento, pero recordó el fin de todo aquello e intentó aparentar que lo estaba deseando. Desabrochó la camisa de su presa y quedó bastante complacida: ese humano no estaba nada mal, para ser un mortal, claro. Los besos se volvieron más apasionados, la ropa dejó de ser un problema y Shania supo que aquel era el momento idóneo: solo tenía que agarrar su garganta y apretar hasta dejarle sin respiración. Cerró los ojos y sofocó un gemido que se escapaba de sus labios, ¿qué demonios le estaba ocurriendo? Martin le besó el cuello y la muchacha echó la cabeza hacía atrás, con ardor. Tenía que conservar la compostura, se concentró en ello y al fin, en un momento de serenidad movió la mano por el pecho desnudo del empresario, rumbo a su cuello. Mas no concluyó el gesto, sus sentidos agudizados le decían que acababa de aparecer alguien más. Saltó desde el sofá a la pared y se asomó por la ventana, intentando vislumbrar algo. Siseó al darse cuenta de lo que ocurría: un nutrido grupo de túnicas oscuras se habían parapetado frente a la puerta principal de la casa de Martin. Shania estaba segura de que venían a arrancarle al intocable de las manos.
- ¿Ocurre algo?- preguntó el sorprendido joven, que se estaba vistiendo.
- Tenemos que irnos- en esos momentos, y para dar credibilidad a la urgencia de la huida, la ventaba estalló a su lado. La vampira gruñó al sentir las esquirlas de cristal en la piel desnuda pero no dijo nada. El joven estaba intacto- obviamente- y le tendió su vestido que se puso enseguida. Luego tomó una bolsa al azar, metió algunas mudas y algo de dinero en metálico. A continuación salieron corriendo, ¿cómo se habían enterado tan pronto los magos de su ubicación? Incluso el líder, el Temible Jhasan el brujo, estaba allí. Parecían desear a Martin tanto tomo los inmortales, pero la pelirroja pensaba oponer la mayor de las resistencias.

2 comentarios:

Shoichi Patrix Paradas Phoenix dijo...

Por fin lo lei!!!! GEnial!!! Me ha gustado mucho nena ^^, la tia al final le taba cogiendo mucho gusto al tema, ¿no? Jajaja xD.
EN fin, esperare ansiosa a la siguiente parte.
Y lo siento, aunno he seguido el fic, ultimamente no escribo T_T buaa.

Namarie.

Carol dijo...

Interesante blog!!!
me gusta mucho como escribes.

saludos!