lunes, 22 de diciembre de 2008

¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!


Espero que todos paséis unas estupendas vacaciones, una genial navidad y una estupenda salida y entrada de año. Gracias a los que me visitáis (que aunque seáis pocos se os agradece incluso más).

Os dedico esta canción ^^

http://www.youtube.com/watch?v=sQFBdiTMyso

lunes, 15 de diciembre de 2008

The Dark Angel (de Nicky)

Y ahora os paso una historia de Nicky. Parece ser que la gente se ha puesto las pilas y me estñán agasajando con historias casi a diario. Gracias peña, sois de lo mejor. Espero que os guste la historia de Nicky, a mí me gusto mucho. Gracias, patita ^^


Como un ángel caído yacía en el bosque oculta entre espesos arbustos, poseía dos oscuros pares de alas rotas y permanecía acurrucada abrazada a si misma, así habían pasado meses, sola, en aquéllos lúgubres parajes pero ya nada le importaba, aún a sabiendas que en la noche moraban depredadores en busca de su presa todo lo que una vez le hubo importado dejó de tener sentido, el amor la cegó y como castigo destrozaron su frágil corazón, con un cuchillo lo rasgó manando sangre de éste hasta que se secó, al igual que sus lagrimas, regueros negros que caían por sus mejillas como torrentes, Mary Anne se dejó morir a solas en el bosque, desnuda, solo cubierta por sus alas que eran como algodón pero no sentía frió, no sentía nada…..

Abandonó su hogar, a sus amigos, lo dejó todo por seguir a aquél ser que le prometió amor eterno pero fue demasiado tarde cuando se dio cuenta que ese hombre era un monstruo que se aprovechaba de almas inocentes para destruirlas de la peor manera, y fue así como Mary Anne vagó por las calles, sin alma, sin dinero, sin nadie, porque lo había perdido todo por apostar todo lo que poseía a una sola carta y el destino ganó la partida aunque esto no era más que una lección que la joven debía aprender y ahora sabia lo que era importante de verdad pero era tarde, ya no podía volver después de todo lo que había pasado, ya no….

Sentía la lluvia mojar su vulnerable cuerpo, el frío la golpeaba como cuchillos pero la muerte no acudía en su busca, la nieve llegó a cubrirla por completo y algunos animales salvajes estuvieron a punto de devorarla pero por algún extraño motivo Mary Ann no perecía, porque aunque no era consciente de ello, su espíritu albergaba una gran esperanza, en el fondo no deseaba morir, anhelaba la felicidad que la vida le negaba una y otra vez, ¿por qué los dioses le negaban aquello para lo que había nacido?, ¿por qué el amor le era negado tantas veces? ¿Qué había hecho ella que tantas veces dio todo lo mejor de si misma aun sin recibir nada a cambio, para merecer aquél castigo?

Un día, se encontró con una pantera muy hermosa que pretendía matarla para usarla como alimento, Mary no se resistió, al fin había llegado la hora en la que dejaría de sufrir, el animal se sorprendió ante la sumisión del humano que no hizo nada por salvarse, al contrario se tumbó en el suelo con las alas extendidas y solo dijo: Solo te pido una cosa, termina cuanto antes con esta miserable existencia, te lo ruego.

-¿Pero por qué?, ¿no quieres escapar? sabes que voy a matarte y sin embargo no haces nada por impedirlo, no lo comprendo, pensaba que los humanos erais inteligentes y fuertes…

-Pues ya ves, Pantera, yo no soy fuerte ni tan siquiera soy lista, por eso la vida me ha tratado tan mal, porque no he sabido enfrentarme a ella y ahora solo espero que se cobre su victoria. No tengo nada, no tengo familia ni amigos, ni siquiera tengo eso que hace que merezca la pena vivir, el amor de verdad, ese que hace que todo tenga sentido.

-Si de verdad piensas así entonces mereces morir porque eres una criatura débil y cobarde-bramó la pantera exasperada ante tanta negatividad- Debes saber que toda mala racha termina y comienza otra, que aunque no hayas hallado el verdadero amor no debes rendirte por que aparecerá cuando menos lo esperes y recuperarás aquello que perdiste.

-Perdóname, siento contradecirte pero no lo creo, pasado mucho tiempo ya... y no aparece esa alma gemela que todos tenemos en algún lugar del mundo, la mía no existe, debieron olvidarse de mi cuando las fabricaron, termina lo que venias a hacer, te lo ruego.

La pantera rugió y se dio la vuelta, no fue capaz de terminar con su vida pues ella si estaba convencida de que aparecería otro ángel que otorgaría un poco de luz a la oscuridad que la cubría y derretiría el hielo que como una capa de escarcha encerraba su corazón.

-¡¡Pantera!!! ¿Dónde vas? ¿Por qué no me matas? –gritó la joven que se había incorporado sorprendida.

-He decidido que si el destino te ha mantenido con vida hasta entonces no seré yo quien te la arrebate, todos, hasta la más pequeña de las criaturas tenemos nuestro lugar en el mundo y tú también, aunque ahora no lo sepas. ¡¡ Algún día me lo agradecerás!!!

Desapareció corriendo entre los árboles y la perdió de vista, una leve esperanza se instaló en su alma y abrigó sus sentimientos que había olvidado que poseía, pasado dos meses la profecía de la pantera se cumplió con la aparición de un joven inmortal, su rostro era pálido, tan blanco como la luna que le daba una apariencia casi fantasmal, poseía un cabello largo y suave y unos ojos verdes y tristes a la par que emanaban ternura, contradictorio en una criatura de la noche, sus ropajes eran oscuros pero Mary no tenia miedo….

Aquél joven se acercó a la orilla del lago donde bebía agua, arrodillada y con las manos formando un cuenco, dejó de beber y se levantó atraída por su calida presencia y por algún motivo que desconocía supo que era él, su alma gemela. A su lado sentía una paz que hacia tiempo que no encontraba.

-Hola, me llamo Jazco ¿y tú? –dijo aquél otro ángel oscuro, como ella que también vagaba solo por el bosque condenado a vagar solo eternamente. Cuando rozó la mano de aquella joven sucedió algo extraño y maravilloso a la vez, pero cuando la abrazó rodeándola con sus brazos , dada la luz que emanaba transformó aquellas alas negras en blancas y cambió toda su vida en un solo momento.

-Yo…me llamo Mary Ann…

-Pues a partir de ahora te llamaré White Ángel porque serás mi ángel blanco, el que ilumine mis pensamientos y mi vida. –sonrió con tanta dulzura que derritió su corazón y despojándose de su chaqueta negra la depositó suavemente abrigando la desnudez del ángel, ahora de alas blancas que relucían ante el calor de sus sentimientos. Y supo que ya nunca estaría sola…

martes, 9 de diciembre de 2008

LIMBO (de Patrix)

Pues la verdad es que mis niñas se lo están currando un montón y me están ayudando un poco a recuperar este sitio. Ayer L y hoy mi hermanita Patrix. Esta historia me ha gustado mucho, la he encontrado mi filosófica y muy bonita y me gustaría compartirla con todos vosotros espero que os guste. Mil besos: Sele ^^

Caminando bajo la luz del sol, cuyos rayos parecen confundirse con sus cabellos dorados que caen como fulgurantes cascadas sobre sus hombros. La doncella se seca el sudor del rostro y observa el horizonte, sin ver nada, solo el basto escenario que se cierne sobre ella desde hace horas, días... tal vez meses. Pero no se detiene en su empeño, aun sin conocer el destino de aquellos pasos tormentos hacia quien sabía donde. No sabe donde está, ni a donde se dirige, siquiera sabe como llegó allí. Tampoco conoce su propio nombre. Sin recuerdos que la arropen durante sus largos y solitarios días. Sin ser capaz de añorar nada, pues sin recuerdos no existe la añoranza.

Únicamente vive por dar un paso más, por avanzar por aquel desconocido camino que se ha convertido en su única razón de existencia.

Sigue caminando sin descanso cuando siente algo, un cambio a su alrededor. Observa atenta y divisa sombras difusas en la lejanía, sombras que se acercan raudas hacia donde se encuentra la joven, a la vez que ella sigue avanzando sin demora ni temor. Sus pasos permanecen constantes y seguros. Siquiera vacila cuando las sombras ya se convierten en criaturas que enseñan sus afilados colmillos, criaturas que rugen y gruñen. Criaturas sedientas de sangre dispuestas a despedazarla.

Pero la joven ni titubea, aun sintiendo la tensión que puede palmarse en el ambiente, aun sabiendo que las criaturas se lanzaran a por su carne en cualquier momento. Pues ella no teme.

La primera criatura se lanza sobre ella. Y esta da un paso hacia atrás esquivando el ataque. Su rostro no refleja la sorpresa. Es la primera vez que se encuentra con otros seres vivos, al menos que recuerde, pero no tiene ningún miedo.

Su camino la espera, y no deber perder el tiempo. Alza su mano y se ve sujetando una espada con la empuñadura verde, parece hecho de un diamante precioso. Su hoja es plateada, fina y afiladísima y presenta unos extraños y elegantes símbolos. No se cuestiona de donde habrá salido tan majestuosa espada, es suya, simplemente. Y en sus manos casi podría sentirla vibrar, como si dentro de ella hubiera un corazón palpitante. Casi podía asegurar que oía su susurró, como le musitara al oído que juntos acabaran con aquella amenaza.

De pronto la espada pareció bailar en su mano, la joven se movió con rapidez blandiendo la espada uno a uno contra sus enemigos, los cuales parecían casi ir en cámara lenta en comparación con la velocidad con la que actuaba la dama.

Paró en secó, impasible. Un poco de sangre había ensuciado sus finos ropajes, único indicio de la masacre que acababa de dar lugar. Sus contrincantes yacían despedazados y desmembrados por el suelo. No se inmutó lo mas mínimo.

La espada había desaparecido de entre sus manos, pero no le importó, una pequeña sonrisa adornó sus labios, aunque ella no se había dado cuenta de ella. Ahora se sentía acompañada, de algún modo, y aquel pensamiento le resultó reconfortante. Sabía que la espada acudiría a ella en cuanto se encontrara en apuros. Ella era su amiga, vigilante y silenciosa.

Siguió con aquel rumbo incierto sin demorarse un segundo más. Nunca descansaba, no parecía conocer la fatiga, no había dormido durante todo su viaje, ni se detenía. Siquiera se había alimentado, ni había bebido. Pero aquello no resultaba inquietante para la dama, pues ella era victima de un profundo desconocimiento.

Y así permaneció. Caminó, caminó y caminó. Bajo el ardiente sol, sobre las largas dunas, el paisaje era siempre el mismo, monótono, aburrido. Era extraño, pues la dama antes no conocía el aburrimiento, ni era conciente de su monótona situación. Pero desde que se había topado con aquellas extrañas criaturas a las que había dado fin se sentía… impaciente. ¿Añoranza tal vez? Oh sí, sin recuerdos no existe la añoranza. Antes no conocía nada más que ella misma y aquel lugar que parecía no tener fin, pero había descubierto a nuevos seres que la habían obligado a combatir, y echaba de menos aquella sensación que le habían proporcionado. Aquella eufonía, la sensación de superioridad, la satisfacción al vencer. Sentirse poderosa, viva.

Siguió andando y la inquietud parecía atormentarla. ¿Acaso estaba ya sola? Era la primera vez que pensaba eso, era la primera vez que la embargaba semejante angustia. Aquel conocimiento de vida nueva era también el conocimiento a su soledad. Ahh, cuanto deseaba poder blandir de nuevo su espada entre sus manos, sentir su acero apoyándola, cortando la carne y los huesos de sus victimas.

Y por fin, un cambio. Un sonido a su espalda la hizo voltearse y vio a un hombre, su cabello era dorado también, y largo, sus ojos parecían dos amatistas, oscuros y calidos. Dio un paso adelante, en dirección a la dama, en sus manos portaba una espada, y así mismo la joven sintió su propia espada en su mano derecha. Aquello fue el aviso que estaba esperando.

Ambas espadas chocaron de pronto, con fiereza, agresividad. Se separaron y no se dieron tiempo para pensar, volvieron a lanzarse el uno contra el otro alzando sus espadas, dispuestos a aniquilar, despedazar. Destellos de luz surgían entre cada acometida de espadas. Cada golpe era veloz y potente, pero el contrincante se defendía de la misma manera, con maestría, eternamente fulminantes.

De pronto el hombre envainó su espada. La joven se lanzó contra él sabiendo lo que pretendía. No, no le dejaría, aquella contienda acabaría para bien o para mal, poco le importaba el resultado. No fue suficientemente rápida como para impedirle desplegar unas grandes y magnificas alas negras y emprender el vuelo hasta el cielo, pero aquello no la frenaría, no, él era su objetivo ahora.

Alzó sus manos al cielo, en dirección al hombre alado que intentaba huir. Y de ellas emanó una luz abrasadora, un fuego perpetuo salió expulsado de su cuerpo al cielo.
Había actuado por instinto, ella no conocía las capacidades de sus poderes, de hecho cuando había extendido sus brazos no se había imaginado el efecto que provocaría. Observó sorprendía el resultado de su feroz ataque. El cuerpo del hombre yacía en el suelo prácticamente carbonizado, una débil ráfaga de viento basto para deshacerlo por completo, en cenizas que volaron a la lejanía, perdiéndose de vista para siempre.

La doncella sintió una fuerte punzada dentro de sí, en su corazón. Se llevó una mano al pecho y cerró los ojos. ¿Qué era esa sensación? Poco entendía la dama de sentimientos, demasiada soledad a sus espaldas, demasiada ignorancia. Poco sabía ella de la culpa, del arrepentimiento, solo mediante las sensaciones que ahora la cercenaban y que posiblemente nunca llegaría a entender.

Sin más se volvió, otra vez de cara a un camino desconocido, a un destino incierto, a una eternidad a la que nunca encontrará sentido, a cumplir una sentencia silenciosa. Combatiendo contra otras almas perdidas y desgraciadas que allí moran.

Sola y perdida para siempre.

lunes, 8 de diciembre de 2008

LLUVIA DE SANGRE (de L)

Ayer le pedí a L una historia para el blog y la verdad es que ha sido muy rápida. A mí me ha gustado mucho lo que ha escrito y espero que todos compartaís el entusiamos conmigo porque es una gran narradora. Gracias por ser como eres, niña, en serio: Sele
L
as calles estaban desiertas. La lluvia mojaba todo y hacia relucir la luz de las farolas en los charcos. Una chica, con un vestido blanco como la nieve, corría rápidamente descalza. Miraba hacia atrás con desespero y angustia. Se paró en seco. Se toco el cuello y palpó dos heridas sangrantes. Preocupada, volvió el rostro hacia delante y se topo con él.


El vampiro que la había perseguido. Alto. Rubio de pelo largo, de ojos azules como el cielo y una piel fría, tan fría como el hielo, tan fría como la lluvia que los mojaba y hacía que ella temblara de terror. La miró con ternura. Ella se relajó. El vampiro aprovechó su momento de debilidad para aferrar su rostro con firmeza. Ella jadeo. Suavemente acercó su rostro hacia el de ella y la besó. Primero suavemente, después de forma mas apasionada. Ella se entregó entera, sin oponer resistencia a esa fuerza, a ese hombre.

El vampiro comenzó a bajar su mano, rodeando de forma sinuosa las curvas de la muchacha, como el vestido mojado se pegaba a su cuerpo y dejaba entrever su pecho, redondo con sus pezones en punta. Ella se estaba excitando, mientras sentía como la mano del vampiro bajaba por su tripa, llegaba a los muslos y la alzaba en el aire para situarla encima de su cadera. Sus labios se separaron, una sonrisa pícara se poso en el rostro del vampiro. Poso a la muchacha en el saliente de una ventana cercana. La apoyo contra la pared. Y comenzó a besar sus manos, sus brazos, hasta que llego al cuello, donde ignoro las marcas que él mismo le había provocado. Sin previo aviso, llevo una de sus manos hacia la entrepierna de la chica, lo que hizo que esta abriera los ojos de par en par y comenzara a gemir de placer. El vampiro sabia lo que se hacia y mientras manipulaba el clitoris de la joven con una mano, con la otra, acariciaba su rostro, su pelo, sus labios… y la besaba apasionadamente. Justo cuando la muchacha llegó al climax y ya gritó de puro placer pese al beso del vampiro, este se dirigió a su cuello, palpo la herida con su lengua y volvió el beber el líquido que le daría más vida, más poder, mientras que a ella le quitaria todo lo que tenia.

Cuando el cuerpo de la joven yacia inerte en el saliente el vampiro la miró, con pena en sus ojos azules como el cielo que hacia años, siglos que no veia. Pensó, como la vida de algo tan bello como aquella muchacha podia servir de alimento a un ser como el. Pero así son las cosas. El vampiro se deshizo de su ropa y dejo que la lluvia, que aún bañaba las calles, cubriera su cuerpo, y le quitara esa sensacion de culpabilidad. Tiró su camisa blanca manchada de sangre al suelo, se despojo de su pantalón y revolvio su cabello al mismo tiempo que las gotas terminaban de mojar las partes más intimas de su cuerpo vampírico.

Volvió la cabeza hacia atrás de nuevo. Recogió sus ropas. Y caminó calle arriba, camino de su guarida, como un fugitivo cualquiera en la noche, como el asesino que era. Pero él era inmortal, se dijo, alzo la cabeza hacia el cielo y susurro con su voz melodiosa:
- Soy Alexander…